De los excesos
De las noches sin fin
De los domingos de mierda.
Le pido que me hable de ella
Que me cante al oído
Que me susurré sus temores
Ya conoce de antemano los mios.
Le pido que me hable del caos
De la utopía del mañana
De la monotonía
Del sabor amargo del café.
Le ruego que me cuente una banalidad
Que me lea el horóscopo
Del atentado y sus víctimas
De la mierda de país que amo.
Le pido al viento que se calle
Le recuerdo que lo tiene prohibido
Le insisto en que le voy a ignorar
Ya sabe, de antemano,
Que está prohibido hablarme de ti.
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