- Seguirá acá, estuvo antes de nosotros y se mantendrá así, albergando a esos enamorados inocentes que busquen un lugar para cantarse entre copas, cigarrillos y amaneceres.
- Esta mesa, estás noches, estás copas nos pertenecen
-Y así seguirá siendo, cada vez que pase por acá, seguiré viéndonos, recordándonos, extrañándonos, queriendo volver pero creyendo firmemente en que no volveremos por el bien de las demás historias de amor.
-¿Y si el tiempo pasa y el lugar muere?
- Entonces sabremos que este lugar nos pertenecía tanto, que prefirió morir a seguir sin nosotros, que entendió que la magia no estaba en sus mesas ni en sus vinos, sino en ese amor tan real que teníamos, ese amor tan real que se podía palpar con las yemas de los dedos.
- Si muere este lugar morirá lo que queda de nosotros.
- Lo dudo, este amor fue tan real que, si por azares del destino, nuestras miradas se cruzan, los demás podrán ver su cadáver, ese que se niega a desaparecer y sigue aferrado en nuestras córneas, rogando que el tiempo no pase, deseando una segunda oportunidad, un pasado que nunca será nuevamente pero fue tan nuestro como este lugar.
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